miércoles, 6 de junio de 2012

Ponencia del Colectivo MAPA, en el debate público “Financiación y gratuidad”

Mayo 31 de 2012

Antes de abordar el tema de la financiación, consideramos importante tratar algunos conceptos que surgieron de la intervención del señor viceministro en el debate anterior, sobre calidad y que a nuestro modo de ver vale la pena aclarar:


Es importante subrayar que la esencia de estos debates es política.  Definir los detalles del articulado de la nueva Ley de Educación es labor de la MANE, distribuida en numerosas mesas de trabajo por todo el país, con participación de diversos actores sociales.  De lo que se trata en un escenario como este, es de discutir la filosofía que luego se reflejará en la Ley.  El componente político no es, como dice el señor viceministro, “un componente más”.  Lo que él llama “consignas para gritar en las marchas”, son los lineamientos políticos que le darán sentido a los artículos de la nueva Ley y es ahí donde el Gobierno y la MANE están en campos diametralmente opuestos.  Mientras que el Gobierno considera la educación un servicio, nosotros la consideramos un derecho, pero no un derecho simplemente enunciado, sino que esperamos que sean desarrollados todos los complementos necesarios para que ese derecho se haga efectivo.  Ésas son las diferencias que hemos querido debatir a lo largo de estos cuatro eventos en los que el Gobierno ha demostrado que considera tener en la educación concepciones intocables que la caracterizan como un servicio y un campo de negocio, de la misma manera que en su momento se hizo con la salud.

Esto es lo que en debates anteriores hemos calificado como visiones tecnocráticas.  Cuando nosotros nos expresamos con reserva sobre los tecnócratas lo hacemos porque nos damos cuenta de que ellos, señor viceministro, se esmeran en mantener firmemente los pies sobre la tierra y esa perspectiva que parecería positiva, desafortunadamente solo les permite ver el mundo tal como es, pero les impide ver el mundo tal como debería ser.
En el debate pasado, el señor viceministro se preguntó de dónde hemos sacado que las políticas del Gobierno se están diseñando a la medida de los empresarios y no entendemos su desconcierto porque en esa ocasión leímos numerosas citas textuales en la cuales el director de Colciencias afirmaba que los recursos para la investigación estarán condicionados a que la academia llegue a acuerdos con los empresarios y, para hoy, le agregamos otro ejemplo: la señora ministra acaba de firmar el decreto que le da vida a la universidad virtual del presidente Uribe.  La noticia, publicada por el periódico El Colombiano en su sección de Opinión, bajo el título “De buena fuente”, explica que la universidad se llamará “Élite” y aclara que “con la colaboración de algunos de los más destacados ingenieros de Pacific Rubiales, se comenzarán las clases en temas de petróleo”.  No es gratuita, entonces, nuestra afirmación, como tampoco es inocente la avalancha publicitaria de esa multinacional petrolera, en la cual poco falta para que se posicione como una entidad de beneficencia.

Si revivimos estos temas del debate pasado lo hacemos para centrar la atención en el hecho de que la discusión de los detalles, como la quiere el señor viceministro, llegará después.  Por ahora quisiéramos obtener consensos con el Gobierno en la filosofía política con la cual se podría construir una nueva Ley que fuera distinta a lo que se pretendió sacar adelante el año pasado.  Hay una verdad que es imperativa, señor viceministro: si se parte de la misma filosofía del año pasado, se llegará al mismo proyecto del año pasadoConstruir una nueva ley implica partir de una nueva filosofía, de lo contrario nada se va a cambiar.

A la luz de estas consideraciones, la propuesta de la MANE de obtener una financiación adecuada para dar cumplimiento al derecho a la educación, parte de una nueva filosofía.
Cuando nuestros hijos piden disminuir el presupuesto destinado a la guerra, no están siendo soñadores, están siendo realistas.  Parten de una nueva filosofía: un país en el que se hagan valer los derechos fundamentales es un país en el que seguramente habrá menos conflicto, y cuando nuestros hijos piden que a los inversionistas extranjeros se les exija el pago de las regalías normales que se pagan en otros países y los impuestos normales que se pagan en otros países tampoco están siendo ilusos.  A diferencia del señor viceministro y en general del Gobierno, nuestros hijos y nosotros creemos que los inversionistas no se van a ir, porque incluso con unas regalías más justas, para ellos seguirá siendo bueno el negocio de llevarse nuestros recursos.  Colombia recibe un 4% por oro y níquel, mientras que los demás países de la región reciben más del 5%, porcentaje que consideran bajo y por eso varios de ellos, como Ecuador, Bolivia e incluso Chile, se encuentran negociando con las compañías, aumentos de estos porcentajes.  Lo que estos países buscan es obtener dividendos más justos, que ayuden a la nación a cumplir con los derechos ciudadanos.  En la revista Portafolio, que no se caracteriza por su talante revolucionario, un artículo de mediados de 2011 reconocía que el sistema de regalías de Colombia es absurdo:

“En la última década los precios de los minerales han tenido impresionantes aumentos. El oro y la plata han multiplicado por 4,5 veces el precio que tenían en el 2001, mientras que el carbón ‘sólo’ ha tenido un incremento del 245%; el precio del níquel llegó a multiplicarse por 6, pero luego descendió para consolidar una ganancia del 350%.

¿Quién se ha quedado con los frutos de esa bonanza? Las empresas explotadoras, mientras que Estado colombiano solo ha recibido una parte muy pequeña del beneficio”1.

Esto mismo se aplica a los privilegios concedidos a los inversionistas nacionales y a la permisividad frente a la corrupción.

Cuando nuestros hijos piden que el Gobierno cumpla con su deber y a partir de los cambios propuestos aumente la inversión en educación tampoco están pretendiendo nada exótico.  Países como Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador no solo negocian mejor sus regalías con las empresas explotadoras multinacionales, sino que han replanteado sus condiciones en el pago de la deuda externa y esto les ha permitido aumentar significativamente el porcentaje del producto interno bruto que se dedica a la educación, hasta llegar a un 6%, y se busca seguir incrementándolo en los años siguientes. 

El debate esencial, a nuestro modo de ver, está entre lo que el señor viceministro llama nuestras frases para poner en pancartas, versus lo que el Gobierno negocia mansamente con los organismos multilaterales y los tratados de libre comercio.

Finalmente, de nuevo exigimos que los medios de comunicación cubran estos debates. Como mínimo, el Canal Institucional debería estar presente, para que en verdad se cumpla el compromiso acordado el año pasado cuando se levantó el paro estudiantil.  Es indispensable que el país conozca la diferencia entre los planteamientos políticos del Gobierno, con miras a sostener el modelo de país que ya todos conocemos y los planteamientos de nuestros hijos que, en términos realistas, aspiran a alcanzar un país más justo. 

Terminamos con una consigna que está en nuestras pancartas pero sobre todo está en nuestras voluntades: apoyamos a la MANE que no es simplemente otro estamento más, como trata de presentarlo el Ministerio, en una estudiada estrategia.  La MANE es, sin duda, el interlocutor más importante en el proceso de construcción de la nueva Ley.  Apoyamos a nuestros hijos, que son realistas cuando desean una nueva educación para un nuevo país con soberanía, democracia y paz.

Gracias.
1. http://www.portafolio.co/opinion/regalias-y-bonanza-minera

Ponencia del Colectivo MAPA en el debate público "Excelencia en la educación"

Mayo 16 de 2012


El Gobierno basa su concepción de calidad en cuatro elementos, la mayoría de ellos pertenecientes a una terminología típicamente empresarial.  A partir de esta concepción, se corre el riesgo de internarse en una discusión de detalles que se desarrolla en campos, muy de moda, como aseguramiento de calidad, transparencia, rendición de cuentas, eficacia y eficiencia.

Los conceptos descritos no tienen un significado absoluto en sí mismos.  Puede ser un conjunto de términos igualmente útil para producir muebles, para fabricar zapatos o para cultivar palma africana.

La moda de la calidad, que en diferentes épocas ha adquirido diversos ropajes, como “reingeniería”, “calidad total”, “objetivo cero error”, etc., ha producido suficiente información para llenar miles de libros, dictar cientos de diplomados o maestrías y hasta doctorados.
El debate esencial, a nuestro modo de ver, no debe centrarse en la teoría de las diferentes concepciones que los estudiosos del tema han enunciado a través de las últimas décadas.  La UNESCO, de manera muy sencilla, cuando aborda el tema de la calidad en la educación establece que puede adquirir diversos significados  y explica con lucidez que en primer lugar depende de “la comprensión de los diversos intereses de distintos grupos comprometidos o actores en la educación superior1.  Cuando se habla de intereses, se hace claro que la reflexión más importante no es sobre el cómo de la calidad, sino el para qué de la calidad.

Cuando el Ministerio de Educación afirma que quiere asegurar la calidad de la educación de nuestras hijas e hijos, hay que fijarse en los cuatro elementos que propone para ello y, por su contenido, descifrar su para qué.
Estos cuatro elementos son:
- Aseguramiento de la calidad
- Fomento de las competencias
- Desarrollo profesional de docentes y directivos
- Fomento de la investigación.

Siguiendo la información que se encuentra en la página del Ministerio, por ejemplo en el tema de aseguramiento de la calidad, se expresa que “sus principales objetivos van orientados a que las instituciones de educación superior rindan cuentas ante la sociedad y el Estado sobre el servicio educativo que prestan, provean información confiable a los usuarios del servicio educativo y se propicie el auto examen permanente de instituciones y programas académicos en el contexto de una cultura de la evaluación 2.   Como vemos, la posición oficial es insistente en la actitud empresarial de exigir rendición de cuentas, sobre los cada vez más escasos fondos que provee y en privilegiar sistemas de evaluación cada vez más orientados a verificar la funcionalidad de la educación a las necesidades del mal llamado “sector productivo”.

Otro ejemplo: en el tema de Fomento de competencias, se siguen entre otros los lineamientos de Jan Figuelli cuando dice que “El aprendizaje permanente es una necesidad. Tenemos que mejorar nuestras aptitudes y competencias a lo largo de la vida para realizarnos en lo personal, participar en la sociedad y tener éxito en el mundo laboral”, más adelante, en el mismo artículo se dice que “el cambio y el desarrollo de las nuevas tecnologías implican que las personas actualicen aptitudes laborales específicas y dispongan de competencias genéricas para adaptarse a los cambios 3.  Las palabras claves aquí son, pues, participación en la sociedad (no su análisis o su crítica), éxito laboral, aptitudes laborales y más adelante concluye con absoluta claridad: competencias genéricas para adaptarse.

Finalmente, en uno de los temas más sensibles, el de la investigación, basta leer los criterios del director de Colciencias, Jaime Restrepo Cuartas, en entrevista con El Espectador del 2 de julio de 2011.  El artículo está elocuentemente ilustrado con una foto de extracción minera.  El pie de foto dice: “Los proyectos para recibir fondos de regalía deben tener pertinencia regional y estar involucrados empresarios 4, más adelante, el doctor Cuartas lo confirma cuando explica su modelo para la investigación “Este modelo permitirá que los proyectos por desarrollar tengan pertinencia regional y, además, obliga a las universidades a conectarse con los empresarios y los gobiernos locales 5.

Nuestra posición, como madres y padres, es que, tal como lo define la UNESCO en su quinta acepción hablemos de “Calidad, como transformación, cambio cualitativo. En esta definición, la calidad se centra en el cambio que debe producirse a través del proceso educativo: la transformación se refiere al mejoramiento y empoderamiento de los estudiantes y al desarrollo de nuevo conocimiento” 6.

Para terminar: No nos conformamos con una definición empresarial de calidad, exigimos una concepción de excelencia académica.  Deseamos que las invocaciones de calidad del Gobierno se materialicen a través del compromiso por una financiación adecuada que les permita a las universidades concentrarse en sus preocupaciones académicas más que en responder a las evaluaciones fiscalizadoras de la pertinencia empresarial.  Queremos que nuestros hijos e hijas sean dotados en las universidades de una capacidad académica integral que vaya más allá de los parámetros definidos en una planilla de aseguramiento de calidad.  Deseamos que su excelencia educativa se manifieste en su capacidad para transformarse y transformar la realidad.  No queremos una educación que les permita simplemente adaptarse ventajosamente a la realidad inequitativa que los rodea.  Queremos que cumplan con su deber.  Queremos, en fin, que se comprometan a construir una mejor sociedad.

Gracias.

1 y 6. Proyecto ALFA Nro. DCI-ALA/2008/42, “Aseguramiento de la Calidad: políticas públicas y
gestión universitaria”, Marco de referencia para el proyecto sobre aseguramiento de la calidad, Cinda.

5. Ibidem.